Cuando ser fuerte es una decisión silenciosa.
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Hay una fortaleza que no grita, que no se celebra, que no recibe medallas. Una fortaleza que pasa desapercibida, pero que sostiene imperios personales, familias completas, negocios que nacen desde cero.
Es la fortaleza de quien sigue… a pesar del miedo. De quien se levanta… sin que nadie lo note. De quien sonríe… mientras por dentro carga tormentas.
Esa fuerza la he conocido. No en libros. No en frases de Instagram. La he vivido en carne propia. En madrugadas de ansiedad. En días donde no sabía cómo iba a pagar la nómina. En momentos donde darme por vencida parecía más fácil que continuar.
Y sin embargo… seguí. Como tú. Como tantas mujeres y hombres que eligen cada día no rendirse, aunque nadie lo aplauda. Que lideran sin escapar. Que aman sin garantías. Que sueñan con cansancio, pero con fe.
La verdadera fortaleza no es la que se muestra… es la que se sostiene cuando todo tambalea. Es la que se construye en el silencio. La que no necesita reconocimiento porque se nutre de propósito.
Por eso hoy quiero honrarte. Si estás en un momento difícil y sigues avanzando, creciendo en silencio y aunque sea lento, avanzas. Si estás sanando, aunque no se note. Si estás soñando, aunque nadie más lo entienda. Eres fuerte. Eres valiente. Y esa fortaleza invisible… transforma mundos.
No necesitas hacerlo perfecto. Solo recuerda que resistir también es una forma de amor. De amor propio. De amor por lo que estás construyendo.
MEE reflexión para ti: ¿Qué parte de tu historia revela una fuerza que quizá tú misma has pasado por alto?— Mélida Alfaro ✍
Fundadora del Ecosistema MEE
